FRANCIA : Hna. Marie Christine

Acompañar un retiro  de ‘elección de vida’,

es, en primer lugar, leer las motivaciones enviadas de aquellos(as) que escriben sus expectativas, sus cuestionamientos.  Aquellos que acompañé en el último retiro tenían entre 25 y 38 años.

¿Quiénes son esos jóvenes? Estudiantes o jóvenes profesionales, a menudo tironeados entre el deseo de seguir a Cristo y las múltiples exigencias de su entorno. Saben que son frágiles, a menudo influenciables, pero también generosos, preguntándose cómo pueden poner sus talentos al servicio para un mejor vivir juntos.

Uno de ellos se pregunta si el Señor lo llama para el matrimonio o para la vida consagrada. A veces duda en posicionarse frente a los amigos que no comparten su fe. ¿Soy normal en querer dar mi vida así… la Iglesia no es una ‘start-up’, Verdad que es mi hermana?”
Otra joven, después de su compromiso de 8 años en lo humanitario, busca saber si el Señor la llama à la vida religiosa apostólica.

Lo que me toca, en los jóvenes que acompaño, es la franqueza, el fuerte deseo de una orientación de vida que tenga sentido. Tienen miedos, por supuesto, y saben nombrarlos; pero su confianza, en Dios y en las personas que los acompañan, que reciben como una ayuda y una meditación, es más fuerte que sus temores.
Para mí se trata de escuchar la manera en que el Espíritu los conduce y alertarlos de los combates que deben sobrellevar para ser discípulos y servidores. 

Ayudar a encontrar la armonía y la paz interior. En otras palabras, se trata de ayudarlos A “nacer y renacer”.